viernes, 11 de abril de 2008

Opiniones sobre minería.


Por un narcotráfico "sustentable" o "responsable"

Luis Robalino Fernández*

Cuando el Presidente Rafael Correa habla de "minería responsable" y repite o reproduce algunas frases que antes solamente salían de labios (o de la elástica lengua) de los empresarios mineros y funcionarios del ex ministerio de energía y minas, lo menos que se puede hacer es quedarse atónito, pero lo otro, es que es imposible cruzarse de brazos y no reaccionar, por ello, a riesgo de que casi nadie lo tome en cuenta, he decidido intentar –a cualquier costo- transmitir y compartir unas ideas respecto de lo que implicaría para el país tomar una decisión favorable a la minería.

Es preciso insistir en una primera innegable realidad, la minería es considerada por varios organismos internacionales como la actividad más contaminante y destructiva del planeta, no lo decimos nosotros, pues así lo dicen varios estudios y documentos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza(UICN), las Naciones Unidas y otras incluido –irónicamente- el Banco Mundial.

Hay ejemplos y casos concretos de que minas cerradas hace cientos de años aún siguen causando severos problemas de contaminación ambiental con lamentables secuelas para el ambiente, la naturaleza y como parte de ella sin duda directamente para el ser humano.

La minería no cuenta en el mundo con "licencia social" para operar, no lo decimos nosotros, lo dice en sus conclusiones el informe final de un estudio contratado por algunas de las empresas más importantes del mundo con el propósito de identificar cuáles serían las medidas a tomarse por parte del sector minero para lograr "un nuevo pacto social" en favor de la minería y consecuentemente de sus bolsillos.

Con estas 3 premisas, podríamos preguntarnos primeramente ¿qué significa tomar una decisión que afectará el futuro del Ecuador en un lapso no de 3 años (que aún le quedan a este gobierno), ni siquiera el tiempo que durará la nueva Constitución (si es que pasa el referéndum) que sería unos 10 o con suerte unos 20 años, sino que determinará y alterará el buen/bien o mal vivir durante 200, 300 o 500 años?

Lo siguiente entonces es preguntarse ¿cómo se debe tomar una decisión de tanta trascendencia para el presente y futuro del Ecuador?. Obviamente no tengo la respuesta, pero me temo que lo elemental o lo mínimo es generar y vivir un proceso de profundo análisis, discusión y debate interno entre ecuatorianas/os. Subrayemos esto del debate entre ecuatorianos, si acaso no queda claro, es preciso enfatizar que debe ser un proceso serio, responsable y soberano, sin el sucio dinero de las transnacionales mineras, peor la presencia de sus directivos, técnicos y/o portavoces. Sin duda un proceso sensato podría durar no solo meses sino años para concluir si la minería es una opción para nuestro país tradicional y potencialmente agrícola, pecuario, artesanal, agroindustrial y cada vez más turístico.

Una evaluación práctica y objetiva implica varias cosas, entre ellas, facilitar suficiente información a las comunidades campesinas locales y a la gente de las ciudades grandes, medianas y pequeñas, pues aunque parezca ser un problema que atañe solamente a unos

campesinos o a los indígenas lejanos allá en el páramo, en las montañas y/o en la selva, las repercusiones también serán menos o más directas en las ciudades. Probablemente para las poblaciones urbanas no sea muy fácil entender que, si extensas y diversas zonas o territorios de la Costa, Sierra y Amazonía, en lugar de generar/aportar agua (entendida en su concepto profundo como FUENTE UNIVERSAL DE VIDA) en vez de producir alimentos agrícolas y pecuarios, pierden su vocación y se dedican a la minería, o éstas/os campesinas/os cultivan y producen con suelos, agua y aire contaminados, están también viendo afectada su seguridad alimentaria y su salud misma (y digo seguridad) porque al vivir en la ciudad la soberanía alimentaria hace rato que ya la perdieron

Evaluar prácticamente también implica posibilitar mecanismos para que las poblaciones del campo y la ciudad conozcan los pro y contra de la minería. Me imagino que si existiere proyecto minero exitoso en el mundo, con beneficios para las comunidades locales, gobiernos seccionales y gobierno o estado central y, sobre todo sin las inconmensurables secuelas sociales, ambientales, económicas y culturales, es un derecho de las/os ecuatorianas/os conocer y palpar esta presunta realidad y un deber de las autoridades mineras facilitarlo.

Curiosamente, en más de una década que los interesados vienen hablando de "minería sustentable" o actualmente de "minería responsable" aún no nos han llevado al país de las maravillas mineras. Ni siquiera a agentes claves como las/os periodistas les han invitado, porque si hubiera ocurrido así, ellas/os ya nos hubieran bombardeado con fotografías, documentales y reportajes sobre el paraíso minero en alguna parte del planeta; mientras tanto una buena parte de comunicadoras/es y medios se han limitado a hacer una suerte de eco del "discurso minero", sugeriendo que se abrirían posibilidades de fantásticos ingresos para el Estado y que los ecuatorianos tendríamos empleo. Seguramente aún no han investigado y revisado o no quieren difundir las pobres cifras e indicadores de empleo en los países mineros.

El debate se reitera necesario porque el asunto es amplio y complejo, a ratos para quienes no conocen el tema o si lo dominan pero sus conciencias han sucumbido ante las jugosas cifras económicas irresponsablemente proyectadas, pareciera que el asunto central es únicamente cuestión de dólares. Demás está decir que lamentablemente la situación no es tan simple. Hay cuestiones de fondo, entre ellas, la inexistencia de verdaderas tecnologías limpias o no contaminantes, que colateral o consecuentemente traen otros problemas; el día que exista una tecnología inofensiva ambientalmente hablando, ese día se explotarán los enormes yacimientos en los países del Norte, quien sabe en Canadá y hasta los mismos Estados Unidos, ese día también nosotros no tendremos argumentos para oponernos a la devastadora minería. Por los problemas de incumplimiento constitucional y legal y por el nivel de nocividad de la referida actividad jamás se puede hablar de minería responsable peor sustentable. Miles de campesinas/os –que dicho sea de paso le han puesto el pecho a las balas para que la Patria vuelva- recuerdan que cuando hace un tiempo a los mineros se les cayó el discurso de la minería "sustentable" volvieron a inventarse otro concepto más vacío que el mismo socavón minero… el de la minería "responsable".

Será que el Presidente Correa realmente desconoce el tema?, será que los asesores le han enceguecido por la megapromesa financiera de la minería?. Si se trata de conseguir dólares cueste lo que cueste, entonces parece ser que no falta mucho para que abogue por un "narcotráfico sustentable o responsable"….pues esa actividad también es ilegal, inconstitucional y fundamentalmente NOCIVA pero podría generar hasta muchos más miles de millones de dólares. Obviamente las 2 actividades, guardando unas pocas diferencias, son inconvenientes, por decir lo menos. Ojo, cabe explicar que la presencia del 99% de empresas minero metalúrgicas en la llamada Patria de todos es ilegal e inconstitucional (no han cumplido el artículo 88 de Carta Política que obliga al Estado a consultar a las comunidades locales, así de simple) pero fundamentalmente es NOCIVA por el irreversible e incuantificable daño al agua, suelo, subsuelo, aire, biodiversidad y ser humano. De ahí entonces que en el supuesto no consentido de que la Asamblea Constituyente legalizara o constitucionalizara la minería, ésta no dejaría de contaminar a nuestra fuente universal de vida y a tantos otros elementos de la naturaleza.

El sueño de muchos "ecologistas infantiles" así calificados o descalificados en el que orgullosamente me incluyo es por la construcción de un sistema radicalmente diferente del que hoy tenemos, el reto es autodefinir las reglas del juego para avanzar firmemente hacia un Estado Plurinacional, multiétnico e intercultural; socialmente equitativo, incluyente, recíproco y solidario; ecológicamente equilibrado y sustentable; jurídicamente justo; políticamente soberano, democrático y participativo; éticamente responsable y por supuesto; económicamente rentable. Se puede también hablar de otras dimensiones del desarrollo, si prefieren se podría decir que se requiere también caminar hacia un Estado institucionalmente fuerte y respetable y; filosóficamente digno, humano, en fin.…

Hasta tanto, en lo inmediato, por responsabilidad, sensibilidad y sensatez, la Constituyente debería decidir valiente y dignamente, al menos unas 3 cosas: 1) Revertir todas las concesiones mineras e investigación y sanción a los Ministros y/o funcionarios responsables de las más de 4000 concesiones inconstitucionalmente entregadas así como también reservarse el derecho de demandar daños y perjuicios a las transnacionales que como dijo el mismo Presidente han estado a punto de provocar una guerra civil; 2) En concordancia con lo anterior una drástica moratoria en la entrega de más concesiones que en este gobierno igual se han "feriado"; 3) Iniciar una impostergable transición de país extractivo y vulnerable hacia un Ecuador sustentable. Ahora bien, si las/asambleístas de mayoría quieren ir más allá –con o sin la venia del omnipotente de Carondelet- bien cabe declarar al Ecuador libre de las garras de la minería metálica industrial a mediana y gran escala sin importar si es a cielo abierto o subterránea. ¡Así sea!.

* Luis Robalino Fernández, es morador de Intag (Valle Sagrado) y concejal del Municipio de Cotacachi Gobierno Local.

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