El cuento de la minería sustentable
Edgar Isch López
La resistencia a las transnacionales mineras en el Ecuador ha sido evidente en los últimos tiempos, mientras las compañías insisten en la cantaleta de que se quiere hacer una minería sustentable a cielo abierto. El ofrecimiento de sustentabilidad en una actividad como es la extracción de recursos mineros, es absolutamente cuestionable.
Hablar de sustentabilidad implica garantizar para las próximas generaciones los recursos que hoy disponemos y, dado que en la minería se trata de recursos no renovables que se agotarán con su explotación, se tiene una clara contradicción entre minería y sustentabilidad.
Sabiendo esto, las empresas mineras han realizado declaraciones en las que plantean que la sustentabilidad se da a partir de "generar, en base a la explotación y uso de los minerales, el mayor beneficio para los seres humanos" y a través de la orientación de los beneficios, impactos indirectos y externalidades de la explotación metalífera a otras actividades económicas no mineras, de modo que estas tengan continuidad más allá del ciclo del proyecto minero[i]. Al lector atento no se le escapará que bajo "beneficio para los seres humanos" no se dice realmente quienes tendrán esos beneficios y, por otro lado, que este es un llamado a mantener esquemas de desarrollo extractivistas que tanto daño han causado a la naturaleza y nuestros pueblos.
La Mining Association of Canada en los "Principios Rectores" de su declaración "Avanzando hacia una minería sustentable"[ii] plantea una serie de recomendaciones que en nada tienen que ver con la realidad vivida por las comunidades que han soportado la minería.
Una demostración de que la minería sustentable no existe, está lógicamente en los enormes daños ambientales y sociales causados, en especial por la minería metálica a cielo abierto. Basta ver los efectos en tierras devastadas, lagunas secadas, aguas contaminadas, patrimonios destruidos o en graves peligros, bosques que han desaparecido con la biodiversidad que les caracterizaba, comunidades destruidas y empobrecidas. Las transnacionales han actuado así incluso en los territorios de sus países de origen, como lo demuestran diversos informes.[iii] Como un ejemplo brutal está la Laguna Yanacocha en Perú, que fue drenada para extraer el oro que había en su interior, pasando la comunidad del sector de pobre a muy pobre el una clasificación oficial.
Pero hay otra prueba y esa es la norma conocida como ley de moratoria minera (estatuto 293.50) de Wisconsin, de abril de 1998, en un estado norteamericano tradicionalmente minero. Para solicitar una licencia ambiental, una empresa minera debe presentar un ejemplo, en Estados Unidos o Canadá, de una mina similar a la que se quiere instalar que no provoque graves daños ambientales en diez años de explotación y que no siga contaminando diez años después de cerrada. La ley incluye criterios específicos que se tienen que cumplir para que se tome en cuenta el sitio —o los sitios—, ofrecido como ejemplo. Para 2003 ya se habían presentado 50 minas para estudio y todas han sido rechazadas[iv]. Como no hay casos de "minería sustentable", simplemente no se entregan licencias.
Si no hay minería sustentable, entonces hay que decirlo y plantearse esta verdad antes de analizar cualquier posibilidad de explotación minera. En particular, la minería metálica a tajo abierto debe ser impedida antes las graves amenazas y, si se quiere desconocer todas las pruebas internacionales, hay que hacerlos por aplicación del principio precautelatorio que sostiene que habiendo dudas razonables y falta de evidencia científica, es obligatorio asumir medidas de protección de la naturaleza y la vida humana. Como dirían en Europa, "si tenemos el riesgo de equivocarnos, mejor equivocarnos por el lado de la protección y no por el de la destrucción".
[i] www.icme.org
[iii] Earthworks y Oxfam America, 2004. Dirty Metals. Mining, Communities and the Environment, es un buen ejemplo de un informe que denuncia.
[iv] IIED (2003). Abriendo Brecha. Minería, minerales y desarrollo sustentable. Informe final.
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